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Categoría: Otras Noticias
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Una dato positivo que no oculta la realidad catastrófica de nuestro mercado laboral

El positivo descenso del paro en junio no puede ocultar la catastrófica realidad de nuestro mercado laboral: 4 de cada 10 parados no reciben ya ninguna prestación y desciende la contratación indefinida de manera alarmante (es la más baja desde 1996, y cae un 48% respecto a junio del año pasado). UGT advierte, además, que el empleo creado es de carácter estacional, y que la caída de la tasa de cobertura a los parados y el creciente efecto desánimo (de los trabajadores que se borran del registro del paro, cansados de no tener expectativas de encontrar empleo) dibujan un panorama de aumento de la precariedad y de la exclusión social.

Por eso, el sindicato pide al Gobierno que no mantenga una actitud de complacencia y pasividad y enmiende sus errores, entre ellos la reforma laboral. Asimismo, demanda más recursos para las políticas de fomento del empleo (desde 2010 a 2013 se han reducido en 4.000 millones, aunque ahora hay 800.000 parados registrados más que entonces). Por último, UGT hace un llamamiento al Gobierno español y a la Comisión Europea para que pasen de las palabras a los hechos y cambien el rumbo de la política económica a favor del crecimiento y el empleo.

Principales datos

Valoración

El dato conocido hoy es positivo, como lo es toda reducción del paro. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el mes de junio es, junto a abril y mayo, uno de los mejores meses del año para el paro, de modo que siempre se reduce en este mes por factores estacionales, debido fundamentalmente a las contrataciones relacionadas con el sector del turismo y las temporadas vacacionales.

El hecho de que en los tres últimos meses se hayan dado datos favorables de reducción del paro no es suficiente para hablar de cambio de tendencia. La situación no admite ni complacencia, ni pasividad, ni mucho menos persistencia en los errores.

Hay 4.763.680 parados registrados en las oficinas de los Servicios Públicos de Empleo, hay 148.000 parados más que hace un año, y la tasa de cobertura de las prestaciones es del 61,5 %. Esto significa que casi 40 de cada 100 personas registradas como desempleados no cobran ninguna prestación, y 55 de cada 100 desempleados si tenemos en cuenta los datos de desempleo de la Encuesta de Población Activa (6.202.700), la que mide el desempleo en términos homologados internacionalmente según criterios de la OIT y Eurostat. Este es uno de los principales impactos de la crisis y de las erróneas medidas adoptadas, que está aumentando las desigualdades y dejando en situación de serias dificultades económicas a gran número de trabajadores y de hogares.

Además, está creciendo el efecto desánimo entre los trabajadores, de modo que buena parte de las bajas del paro registrado en los últimos meses no se producen porque hayan encontrado empleo, sino porque se “borran” del registro cansados no solo de no lograr un empleo, sino de no tener siquiera expectativas de hacerlo desde hace mucho tiempo.

Ambos factores, la caída de la tasa de cobertura y el creciente efecto desánimo, dibujan un panorama de cada vez mayor precariedad y exclusión en las fronteras de nuestro mercado laboral, y de una pérdida irreparable de capacidad productiva.

A ello se suman los pésimos datos de contratación indefinida en junio, la más baja desde 1996, que confirma un mes más el fracaso de la reforma laboral aprobada el pasado año, por lo que desde UGT pedimos su retirada.

En consecuencia, lo que exige la situación es un cambio de rumbo de la política económica y laboral desarrollada, como viene reclamando UGT.

A pesar de que existe interés por parte del Gobierno de España y de la Comisión Europea por transmitir la idea de que se está produciendo un giro en las políticas aplicadas, una puesta en valor del objetivo del empleo y una relajación de la austeridad suicida que llevamos tres años sufriendo, lo cierto es que los hechos no avalan este discurso.

La aprobación en la pasada Cumbre Europea del Plan de Empleo Juvenil para 2014 y 2015 supondrá teóricamente para España 1.900 millones de euros para implementar medidas para atacar el paro juvenil desde enero de 2014. Pero esta cuantía supone apenas dedicar de 45 a 85 euros por desempleado joven y mes, una cifra ridícula dada la dimensión del problema.

Y además, no se trata solo de luchar contra el desempleo juvenil, sino contra todo el desempleo, y especialmente también contra el de larga duración y el que afecta a trabajadores con cargas familiares o que poseen especiales dificultades de reinserción, que en nuestro país suponen un porcentaje muy elevado. Conviene recordar que desde 2010 las políticas del Estado para fomentar el empleo se han reducido en 4.000 millones, dejándolas en la mitad de las existentes hace tres años, cuando ahora hay 800.000 parados registrados más que entonces.

Es momento de que el Gobierno y la Unión Europea muestren con hechos si de verdad consideran que la prioridad es el empleo o realmente tan solo pretenden enmascarar con un par de declaraciones rimbombantes y unos miles de euros absolutamente insuficientes la promoción de nuevos recortes, nuevas contrarreformas laborales y nuevos ataques a los derechos de los trabajadores y a la negociación colectiva.

Si los hechos demuestran lo primero, UGT está dispuesta, como siempre, a trabajar en ese necesario cambio de rumbo y apoyar decididamente el crecimiento y el empleo; si es lo segundo, el Sindicato se opondrá con la contundencia que reclama una sociedad hastiada de retrocesos sociales y en el límite de su resistencia.